Tus pecados te alcanzarán

La Biblia nos enseña que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará; y es algo que todos debemos tomar muy en cuenta en nuestro accionar diario.


Recuerdo que a temprana edad tení­a por costumbre relacionarme con compañeros de no muy buen conducta en el colegio; en una oportunidad, partimos en billete de diez colones y por separado nos presentamos a la tienda del colegio en la hora pico del recreo, pidiendo el equivalente a dos colones para que la señora, que por mucho tiempo nos atendió con pedanterí­a, perdiera algo de lo mucho que, a nuestro criterio, vendí­a con tremendo sobreprecio. Para nuestra sorpresa, todo salió como lo planeado, la señora fue ví­ctima de su premier robo a mano armada por dos pillos de séptimo grado; y no sólo comimos, sino también nos quedamos con el cambio del billete partido, que se convirtió en el botí­n.

Pasados algunos años, estaba su servidor trabajando como cajero en una gasolinera en el sur de la Florida, cuando en el momento menos esperado, un cliente en altas horas de la noche se detuvo en la gasolinera sin tener combustible en su vehí­culo, y me dijo si le prestaba veinte dólares americanos para poder llegar a casa. "No" – le contesté – "No tenemos permiso para prestar en base a las polí­ticas de esta empresa"; luego, se quitó una pulsera que aparentaba ser de oro y me dijo: "Te la doy si me das cincuenta dólares de combustible o lo que mi vehí­culo agarre en el tanque". Sin pensarlo mucho, tomé, según mi criterio propio, la determinación de hacer este negocio, e inmediatamente tomé la pulsera y la coloqué en mi mano. Abrí­ la bomba de gasolina, tomó veintidós dólares de combustible, y luego le entregué el cambio en efectivo, una cajetilla de cigarrillos.

Para sorpresa mí­a, al dí­a siguiente la pulsera de oro, ya estando en mi posesión, comenzó a decolorarse de tal manera que el cobre manchaba mi brazo, mi desilusión fue tal que mis compañeros de trabajo se burlan de mí­ hasta la fecha. Fue en ese momento que recordé las palabras de Jesús: "Todo lo que hombre sembrare, eso también segará", palabras sabias. Todo lo que de joven habí­a hecho en contra de la humanidad, lo estaba cosechando a granel; todo lo vivido, todo lo realizado, todo lo sembrado.

Entonces, ¿cómo terminar con esta maldición? ¿Cómo terminar con esta etapa de mi vida? ¿Cómo finalizar este capí­tulo de amargura? La respuesta es igual de sencilla, la Biblia nos dice: "El que confiesa sus pecados y se aparta alcanzará misericordia". La única manera de consolidar el asado y terminar con ello es a través de la confesión y el cambio real en cada una de las áreas afectadas por nuestro pasado.

Tus pecados te alcanzarán si no reaccionas a tiempo; es tiempo de cambiar nuestra manera de ser para con los demás, para con Dios, para con nosotros mismos; sólo así­ veremos la gloria y la misericordia de Dios en nuestra vida, a través de nuestros amigos y familiares. En lo personal, recomiendo que tomes en cuenta la Palabra de Dios, que es la Biblia, ella nos recuerda que amar al prójimo como a nosotros mismos es básico como el hecho de amar a Dios por sobre todas las cosas. En esto se resume toda la ley, y con esto logramos estar en paz con Dios, quien es nuestro Salvador. Es por ello que a partir de hoy al hablar, al hacer negocios al contratar personal, al despedir personal, al iniciar una relación amorosa, piensa bien cómo actúas, piensa bien cómo caminas, piensa bien cómo tratas a tus semejantes, pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará; entonces, dirás lo que hoy te recuerdo, "Tus pecados te alcanzarán".

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