Estaba golpeado y marcado y el rematador en una subasta y pensó que por su escaso valor, no tenÃa sentido perder demasiado tiempo con el viejo violÃn, pero lo levantó con una sonrisa.-¿Cuánto dan señores? -gritó-, ¿quién empezará a apostar por mÃ?-Un dólar, un dólar- alguién replicó, después dos dólares.-¿Sólo dos? -Dos dólares y ¿quién da tres?, tres dólares, a la una; tres dólares a las dos; y van tres… Pero NO, desde el fondo de la sala un hombre canoso se adelantó y recogió el arco.

Efesios 2:10. somos hechura Suya creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
jovenes para Cristo
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