Quiero ser mas que buenas intenciones

Y es que todos tenemos nuestros momentos de inspiración, nos alienta la predicación o el testimonio de alguien que nos cuenta las mejores parte del drama. Es verdad que también la música ejerce una poderosa influencia en cómo nos podemos sentir.


Empujados por esta emoción, tantas veces hacemos promesas y compromisos, algunos públicos y otros acompañados del silencio momentáneo, para luego llegar realizar nada o poco. Decepción.

De buenas intenciones y palabras, amigos y hermanos, está tapizada la ruta que conduce a la mediocridad, a la auto complacencia y el desgano. Me reto a hacer que las palabras tengan valor otra vez para mí mismo principalmente.

Y como decía esa oración:
Enciende, Oh Señor una flama.
Que arda clara y brillante dentro de mí.
Sin componendas, sin palabras vacías.

Llega al punto en que validar tu grado de religiosidad o espiritualidad, tiene más que ver con lo que haces que lo que dices, desafortunadamente el mundo está lleno de demasiadas palabras vacías. Mucha religión vana y hueca que desgana y cansa. 

Los antiguos hombres y mujeres, a los que llamaron exagerados y fanáticos, realmente sintieron su fe. No eran palabras nada más, ellos gimieron durante horas en arrepentimiento, se quedaban noches enteras para orar y adorar, sus cuerpos vibraron literalmente, tuvieron sueños y visiones. Sus vidas no eran consideradas normales y hoy pensaríamos que fue excesivo. Pero, sin esa fuerza ardiente en sus corazones jamás pudo haber sido anunciado el Reino en su época. 

Muchos de ellos, héroes anónimos pasaron a la galería de los héroes de Dios, porque creyeron que si lo que El dijo es verdad, entonces, nada de lo demás importa. Solo una cosa: vivir completamente, profundamente y radicalmente para su gloria de forma exclusiva y hasta el final.

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