El Silencio

Cuando nos encontramos en “el Silencio”, muchas veces nos sentimos abandonados también podemos sentir paz y tranquilidad; pero ¿por qué el Silencio? 

Ciertamente esta es una herramienta o más bien una oportunidad que poseemos y que Dios nos da, quizás para que sentemos cabeza y podamos pensar bien las cosas, quizás para analizar si las cosas que estamos haciendo es así como debemos hacerlas, quizás sea para descansar, ya que, cuando todo está en Silencio es cuando las personas se quedan dormidas (para los que pueden hacerlo sin necesidad de un televisor encendido). 

Ahora la pregunta es, ¿Por qué cuando estoy en silencio, me siento sólo? Ciertamente, la mayoría de las veces que nos encontramos en silencio, podemos sentir la presencia de esa “personita” que muchas veces no nos gusta, pero que llega sin ser invitada y se instala sin ser bienvenida… Esa es la “Soledad”; cuando ella está presente sentimos que nos encontramos en un abismo sin salida, en donde nadie nos puede escuchar ni sacar de allí, hasta el punto de hacernos sentir que todo el mundo nos ha dado la Espalda. Un lugar en el que a pocas personas (pienso que a nadie) le gusta estar. 


Pero, no todo el tiempo la Soledad es mala, porque cuando se presenta ella, está acompañada del Silencio y estamos relativamente “cómodos”, podemos comenzar a pensar y a analizar. 

Con esta pareja que muchas veces puede convertirse hasta mortal sino sabemos usarla, podemos analizar y pensar, pero, ¿en qué? Cuando nos encontramos en esta situación es porque necesitamos una salida y aquí es la oportunidad para buscarla ya que; podemos ver todos los puntos de vista (si se encuentra mente abierta), expongamos un caso.


Un adolescente se encuentra en su cuarto escuchando música, luego de un día bueno para él, pero con un mensaje que recibe en su celular, todo ese día que fue maravilloso se le derrumba y comienza a sentirse desahuciado, abandonado, quizás la persona que mandó el mensaje no quiso enviarlo con esa intención, pero sencillamente hubo alguna palabra que le cayó pesada y le frustra, él o ella quiere ahogar sus penas en la música pero no haya con cual, entonces decide quedarse pensando y el Silencio… Llega, el momento en que, después de tal “bomba” en que la agobió la noche y la Soledad, él o ella, comienza a pensar quienes podrían ser sus verdaderos amigos y luego empieza a ver todas las cosas malas que ha hecho cada uno de sus círculos de amistad. 

Poco a poco esta persona va cayendo en depresión, y es aquí de donde cuesta levantarse, pero gracias a la voluntad de Dios, te enseña una luz en lo más alto de ese hueco de la inseguridad y desesperación, cuando comienzas a ver esa luz, es cuando empiezas a pensar que no todo es como tu creías, ves las cosas desde otra perspectiva, y hasta te gusta. Muchas veces a mitad del camino el enemigo quiere hacerte recaer, pero a partir de que comienzas a ascender es tú decisión si quieres volver al hueco, si quieres volver a sentirte débil y sólo. 

Cuando decidimos ver esa luz en lo más alto, levantarnos y salir de ese hueco, nos das cuenta de que quien te colocó esa luz, es Dios, porque Él nos ayuda en todos los momentos a salir de cualquier dificultad que se nos pueda presentar, porque así pensemos que es la cosa más terrible que nos este pasando, para Dios solo es una miniatura, porque lo más grande y valioso que Él tiene, Somos Nosotros, porque Él fue quien nos creó, con un propósito y una misión en el lugar en donde nos encontramos, todo lo que vivimos es parte de un propósito, que solamente Él sabe cuál es, y está esperando a que le digamos que queremos seguirlo para descubrir cuál es ese propósito que tiene en nuestras vidas. 

Por eso, Él nos muestra esa luz en la cima de ese hueco, para que podamos seguirle y descubrir su propósito en nuestras vidas. 

Recuerda, que si te caes tienes que levantarte y resplandecer nuevamente, pero más intenso que la vez en que tropezaste, límpiate y haz como hace Dios, ata todas esas cosas en una bolsa y arrójalas al fondo del mar, asegurándote de que no te persigan más. 

Cuando estás tranquilo, puedes conseguir esa Paz que tanto anhelas, y la única salida para encontrar esa Paz, es Jesucristo. Sólo con él podemos estar más que tranquilos, podemos estar confiados, porque su amor es inmenso, y el de su Padre, Nuestro Padre, Dios, es mucho mayor, porque como dice su Palabra en Juan 3:16 “De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, más tenga vida eterna”. 

Decide en cual lugar quieres estar, si en el lugar de tranquilidad, paz, gozo y felicidad, o simplemente en un lugar en donde encontrarás amargura, infelicidad y angustia… La decisión es tuya. Usa el Silencio, de la manera correcta. Jesús quiere cambiar tu vida, dale una oportunidad.

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