El libro de Eclesiastés en su capítulo tres y versículo uno nos dice "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del sol tiene su hora". Este libro de la Biblia los conocedores lo atribuyen al hombre más sabio del mundo llamado Salomón.
¿Qué pretendo sacando este texto a colación? Responder con franqueza a la incógnita que muchos tienen en cuanto al uso de anticonceptivos en la juventud del mundo entero creado por Dios, quien planificó todo de una manera perfecta. El propósito Divino es que el hombre encuentre su felicidad en cada cosa que realiza pero para ello es necesario esperar el tiempo perfecto y este es el tiempo de Dios.
¿Cómo conocerlo entonces? Lo conocerás a través de la observación. Las criaturas de hoy no están preparadas para concebir hijos, su metabolismo y su cuerpo no están preparados para ello, al igual que los jóvenes de hoy quienes no están preparados para afrontar las responsabilidades que esto implica.
Por minimalistas que parezca este corto análisis podemos desde ya concluir que la repartición y promoción de anticonceptivos es el peor error que los hombres y sus gobiernos pueden hacer para con esta sociedad que esta cargada de tanta suciedad.
Las libertades otorgadas por Dios conllevan también responsabilidades y limitantes para cada uno de los habitantes de esta tierra bendecida, que se esta terminando a consecuencia del SIDA. Que inició por la promiscuidad apoyada por los gobernadores de la ciudad celebrando matrimonios torcidos con tal de seguir uniendo sus ombligos. Jóvenes abran los ojos y no vivamos de despojos de quienes teniendo experiencia juegan a Dios abusando de la ciencia, repartiendo anticonceptivos para comportarnos todos como primitivos, olvidando el pasado y poniendo nuestros principios a un lado, ignorando el resultado de esperar enteramente el tiempo de Dios, el cual es perfecto; quien lo creo sin defecto pensando en nuestra felicidad.
No olvide pues que todo tiene su tiempo con el propósito de no caer en detrimento, obedezcamos hoy todos sus mandamientos para tener mayor discernimiento y aprovechar mejor el tiempo.
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