Nunca se Sabe



Un líder de jóvenes me dijo alguna vez que tenemos un efecto profundo en las personas en nuestra vida, incluso si nuestro contacto con ellas es minimo. Si no edificamos a alguien, la estamos destruyendo. Si no la estamos animando hacia lo bueno, la estamos desanimando hacia lo malo por nuestra falta de un amor activo hacia esa persona.


Una de mis profesoras de posgrado a quien más respeto, me dijo que cuando ella era una estudiante de posgrado, se sintió tan aislada que casi abandona su programa de escritura de posgrado -y lo habría hecho-, si no hubiera sido por las palabras amables de un profesor y una salida al azar a comer helado con compañero de estudio. Si ella se hubiera retirado y hubiera seguido un camino diferente, me pregunto dónde estaría yo hoy sin su apoyo durante estos últimos años.

Momentos como estos hacen que me pregunte cómo mis propias acciones edifican o destruyen a mis hermanos en la fe. Hebreos 10:22 nos dice: "mantengamos una amistad sincera con Dios, teniendo la plena seguridad de que podemos confiar en Él". Sólo ese tipo de seguridad puede desbordarse para animar a otras personas. Sin que se derrame el amor de Dios sobre nosotros, no tendremos la fortaleza ni la compasión para alcanzar a los demás. Esto es importante y es un mandato.

Miremos a nuestro alrededor. ¿Estamos destrozando o edificando? ¿Nos hemos dado por vencidos? ¿O consideramos la vida de los demás lo suficiente valiosa para tomar el tiempo para incitarlos hacia "el amor y a las buenas obras"? Incluso un pequeño acto hace una gran diferencia. Amemos porque Él nos amo primero. Animemos a los demás al amor, tanto a hermanos como hermanas.

"Tratemos de ayudarnos unos a otros, y deamarnos y hacer lo bueno. No dejemos de reunirnos, como hacen algunos. Al contrario, animemonos cada vez más a seguir confiando en Dios, y más aún cuando ya vemos que se acerca el día en que el Señor juzgará a todo mundo" Hebreos 10:24-25

Publicar un comentario

Post a Comment (0)

Artículo Anterior Artículo Siguiente